Ya lo había pensado otras veces. Las chicas cogen taxis para volver a casa por la noche, cuando acaba la fiesta. Pero yo no. Yo soy de ese otro tipo de chicas que prefieren volver a casa andando. No hay mucho camino desde los bares por lo que habitualmente paro hasta mi hogar, así que no creo que sea necesario gastar dinero a lo tonto.

Ya lo había pensado otras veces. ¿Se preocupará Sergio por si he llegado sana y salva a casa? Está claro que no, cuando no me dice "mándame un mensaje cuando llegues".

Puedo parecer aun más estúpida de lo normal, pero me preocupa que nadie se preocupe por mi. Antes sí lo hacían. Mi ex me obligaba a hacerle saber que estaba apaciblemente en mi cama: él se quedaba tranquilo y yo dormía mejor sabiendo que no desvelaba. Ahora tampoco desvelo, pero me duele que nadie se desvele por mí.

A veces pienso "y si ahora me cojen y me violan? Sería tan duro para él..." y me obligo a rectificarme "joder, Nerea, sería duro para tí, porque él no se preocupa por lo que te pueda pasa, no?"

A veces la vocecilla de mi conciencia tiene razón, así que esta vez la obligo a que me mantenga despierta mientras ando por las calles iluminadas por esas dichosas tenues farolas.

Y si le ocurriera algo a él? "Las peores noticias son las que llegan más pronto" me responde la vocecilla "Así que no tienes nada de qué preocuparte".

Noto un golpecito en la espalda y algo puntiagudo que marca mi cazadora a la altura del riñón derecho.

-Dame todo el dinero que tengas- dice una voz quebrada a mi espalda. Me entra el pánico. Mi casa está a apenas cuatro portales de distancia y no hay nadie más en la calle.

- So- solo tengo cuatro euros- musito, llenándose los ojos de lágrimas. "Cuatro puñeteros euros que podrías haberte gastado en un jodido taxi hasta la puerta de casa" gruñe la vocecilla, exaltada.

- Dámelos- urge, hundiendo la navaja en mi abrigo y clavando la punta en mi espalda. Estoy tan nerviosa que ni me duele el filo frío en la carne. Rebusco en el bolso la cartera y se me cae al suelo. Me muevo bruscamente a recogerla, el tipo se asusta y hunde el filo completo en mi carne. Grito de dolor. Él se asusta y sale corriendo en dirección contraria. Recojo la cartera del suelo y observo cómo su cuerpo se difumina en la oscuridad hasta desaparecer de mi vista. Me mareo. Duele la cuchillada.

Saco el móvil del bolsillo y llamo a la policía. Me dicen que me quede quieta, que una patrulla vendrá en menos de cinco minutos y que una ambulancia ya va de camino. Me siento en un portal cualquiera a esperar, mientras noto cómo va circulando la sangre debajo de la ropa. Mi vocecilla ha decidido callarse un rato, así que vuelvo a sacar el teléfono. Un tono, dos tonos...

- Sergio, me acaban de apuñalar por la espalda, una ambulancia viene a recogerme...

8 comentarios:

vicente dijo...

Vaya relato, tantas puñaladas juntas en un mismo hilo de pensamiento.

¡Sigue!

Pugliesino dijo...

¡Escalofriante relato Maat!

Transcurren los momentos desapercibidos a lo largo de los días, sin darles importancia porque ¿Qué va a pasar? Y llega a darse tanto por supuesto, por suponido como decía uno :), que luego es tarde.

Y ese final logra un suspense genial.
Un abrazo!

missi dijo...

Me he metido dentro del texto, verdaderamente bueno; alguna de las veces que he vuelto andando se me ha pasado por la cabeza algo así... me gusta tu modo de escribir.
Un besito de gato ^^

Esther dijo...

¡Qué horror!

Aunque yo soy de ésas que no cogen ningún taxi ni medio de transporte ni nada. Aunque los taxis no me gustan. No me gusta la idea de ir con un desconocido. Yo y él, yo completamente sola, si al menos alguien más viniera conmigo... Por eso, si tuviera que elegir entre un taxi o un autobús, preferiría el autobús.

He caminado sola, últimamente lo hago bastante a menudo. Cuando vuelvo por ejemplo, del sitio ése al que voy, por la noche, en medio de trazos de oscuridad hasta que llego a la zona más habitada de la ciudad... Este verano, para ir a una playa, tb un día me fui sola. Era un camino estrecho de unos cuantos Km, entre salinas... Me recriminaron mis padres por ello, me dijeron que una mujer sola... pero, yo ahí fui, tan feliz, porque pienso que por unos mamarrachos... A veces, soy demasiado temeraria, quizás, lo reconozco. Pero, es que es la cosa esa de no va a pasar nada... De todas formas, lo más probable es que no pase nada... Todo hasta que pasa... Pero, es que pienso tb que algo de movimiento no viene mal en esta vida tan sedentaria que llevamos a veces. Supongo que a leer esto, seguiré sin hacer ni caso. Me temo que como no me aten a la pata de una silla... XD Pero, genial relato. Me encantó. Para pensar tb.

Saluditos y felices fiestas, Maat.

Esther dijo...

Y es verdad, quizás moleste si tu madre,etc. se preocupa cada dos por tres por ti pero, es verdad que luego, cuando falta esa preocupación se echa de menos. ES como ese amor de "ni contigo ni sin ti". Yo la he hechado de menos, fugazmente. Supongo que será por este mundo, que cada vez parece más vacío o ¿será cosa de mayores?

Otro saludito.

Verónica Calvo dijo...

Lo triste, Maat, es que estas historias ocurren realmente.
Un texto que hace pensar.

Te dejo un besito y un abrazo.

Maat dijo...

Vico: es lo bueno de la primera persona, que puedes mostrar todos los entresijos que se trae el personaje dentro de la cabecita :)

Carlos: desde el principio se palpa la tensión? Me alegro de que lo percibieras así! Un abrazo

Missi: al fin y al cabo, siendo mujer nos han metido siempre el miedo del "y si...?". Así que se puede decir que el pensamiento que transmito no es nada innovador, pero llega porque, bien a veces ocurre, bien una siempre tiene la cosa de que pueda suceder. Un beso

Esther: a mi el taxi si me gusta ^^ Siempre que es necesario, cojo uno. Luego depende del taxista, pero habitualmente son bastante agradables al trato. De todas formas, no creo que seas temeraria: yo tampoco soy de esas chicas que cojen un taxi sistemáticamente, sino que habitualmente también retorno a casa andando. No hya nada que temer, no? Al fin y al cabo, esto es ficción (aunque a veces supere a la realidad). Un beso

Ananda: totalmente cierto, pero... evitable? Eso es casi imposible. Un beso!

Pedro M. Martínez dijo...

Curioso