13/6/12



No vi a la luna
aquella noche de junio
y me pregunté si seguiría
llorando su causa perdida.

Recorriendo los bares
la vi en destellos fugaces
y creí que estaba buscando su vida
entre los fondos de botellas vacías.
Me armé de valor
para acercarme a hablar con ella.
Y hablamos,
reimos,
lloramos,
hasta que me confesó
que solo estaba haciendo tiempo
hasta que llegara el sol
al que conoció en una noche de eclipse
que la cogió por la espalda a traición...


...y desde entonces no fue la misma
y compartí con ella aquel vestigio de alegría.

6 comentarios:

Chris J. Peake dijo...

:D Muy bonito. Me ha encantado.
Sobre todo el detalle de la espalda (salvando obscenidades, jejeje).

1bsito!
Darka.

G. Maria dijo...

Un brindis por todos esos amores nacidos de ese encuentro furtivo, o muertos por la espera del eclipse que no llega.

Verónica Calvo dijo...

Pobres amantes, Maat, están condenados a vagar por la cúpula celeste sin poder tocarse ni besarse.
Pero a veces lo consiguen...

Besos

Rebeca Gonzalo dijo...

¡Cuánto se ha escrito sobre la luna y cuánto nos falta por contar y leer sobre ella! Nunca hubiera imaginado personificarla con la naturalidad con que tú lo haces. Me ha encantado.

Besotes, guapi

Óscar Sejas dijo...

El sol siempre coge por detrás hay que tener cuidadín jejeje (lo siento, tenía que hacer la gracia).

Me gustó el poema, la noche está llena de gente que espera aunque ni se llamen Luna ni esperen al Sol.

Abrazos.

Verónica Calvo dijo...

Maat, espero que estés bien.

Besos