26-7-09

Me miro desde el reflejo
me siento desde el otro lado
me obturo desde la quietud de la imagen
me acaricio desde la frialdad de la doble mirada...

Vivo en blanco y negro
buscando la escala de grises
que me permita encontrar el equilibrio
que ando buscando por la nada de la sociedad de masas...

Alma de papel


- Dicen que si tiras algo desde el puerto de Algeciras, las corrientes lo empujan hasta las costas del oriente Mediterráneo.

Él la miró, con cara de escepticismo.

- ¿No acabarían en las costas de Marruecos, María?- corrigió. Ella se movió, inquieta.

- Espero que no… He tirado una botella que tiene que llegar a las costas de Egipto…

Él rió, pasando el brazo sobre sus hombros, con cariño, mientras ella pensaba con los ojos muy abiertos mirando al horizonte.

- No pasa nada. Le daremos otra botella a un barco que vaya a esa zona y arreglado…

- No, no, no…- murmuró María.- Era una botella especial, con mensaje…

- Bueno, pues introduciremos otro mensaje igual…- trató de calmar.

Ella se soltó de sus brazos, nerviosa.

- ¡No lo entiendes! Mandé mi alma escrita dentro de la botella para que descansara en paz en las aguas del delta del Nilo y así poder vivir tranquila en este maldito lugar…

Una breve columna de “sucesos” informó en el periódico: “Se ha hallado en la costa norteafricana, a la altura de Ceuta, el cadáver de una joven vecina de Algeciras, María S. P. Agarraba una botella en la que, al parecer, había inserto su nota de suicidio”.



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Al hilo del II reto de microrrelatos del Foro Nunca Jamás




En Candem town

Se acercó a uno de los puestos, donde un pintor vendía acuarelas que él mismo elaboraba en el momento.
- Me gustaría que pintaras Trafalgar Square como esa, pero acercando un poco más la imagen, más cerca la fuente- pidió Julia, señalando un cuadro en el que se veía una de las fuentes desde lejos y la National Gallery de fondo.
- ¿Es para ti?- preguntó, en un inglés con acento raro.
- No, es para un amigo.
Él sonrió, mientras tomaba, con una dulcura inusitada, un pincel entre sus dedos.
- Mejor te voy a pintar a ti en la fuente.
Trazó las líneas básicas con rapidez y precisión.
- Igual no te da tiempo...- comentó Julia, sonriendo.
- Siéntate en mi silla e imagina que estás en Trafalgar Square, sentada en el borde de la fuente, sintiendo el rumor apagado de las voces de los turistas y en tu mano el tacto del agua que fluye constantemente...
Julia cerró los ojos, recreando la imagen de la tarde en una situación en la que estuviera tranquila, sin mirar el reloj, disfrutando de una relajada tarde como si fuera londinense. Dejó caer la mano, siguiendo el movimiento de u fluir de agua inexistente...

La fiesta estaba resultando estupenda. Fue una gran forma de conocer a los compañeros de clase. Se acordó ir de botellón a la playa y después, si terciaba, de bares.
Verónica y Raquel fueron las primeras compañeras de clase que conoció, el mismo día de la presentación. La parecieron buena gente desde el principio...
El alcohol abundaba y Julia se empezaba a encontrar mal. Por eso se había acercado a la orilla del mar, a notar el agua salada rodeando sus pies, a rebajar el calor ficticio que la inundaba.
La orilla se encontraba a cierta distancia del grupo, por la bajamar. Las risas y voces entrecortadas por el vino y la cerveza ponían la banda sonora a aquel momento.
Uno de los chicos se acercó a ella, que le observaba mientras hacía eses sobre el poco estable suelo arenoso.
- ¿Por qué te has marchado? ¿Te aburres?- preguntó, riendo sin sentido. Julia esbozó media sonrisa.
- No, qué va...- contestó.- Me lo estoy pasando realmente bien. Creo que seremos una clase muy unida...
Julia, por aquel entonces, no sabía que cinco años daban para muchos problemas que acababan destruyendo la amistad de casi todas las clases.
- Entonces, es que llevas un ben pedo...- dijo él, haciendose el meditabundo.
- Eso es, sí señor...- rio ella y le tendió la mano.- Me llamo Julia... ¿y tu?

- Sorry?
Julia miraba la acuarela, en la que aparecía sentada en la orilla de la fuente, como él le había dicho. La noche se había ceñido sobre el cielo londinense y el pintor recogía su puesto, como el resto de los comerciantes de Candem Town. Julia retomó el inglés.
- Perdón, digo que mi nombre es Julia, ¿cuál es el tuyo?
El hombre la tendió la mano, coloreada con pintura seca.
- Jude McGregor- contestó, sonriendo.- Este sitio es un poco peligroso a estas horas... ¿tienes prisa por marcharte o te apetece tomar una cerveza?
- Me apetece tomar una cerveza- dijo, observando sus grandes ojos verdes y su amigable sonrisa.


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Fragmento de "La vuelta atrás" (título provisional)
Marea- La luna me sabe a poco

Decía que tenía el corazón alicatao hasta el techo,
que a ver si no podía hacerle yo una cenefa a besos
pa llenar de porvenir los bolsillos del mandil
y colgar un recuerdo de cada azulejo,

y es que ná le da más asco que aguantar como un peñasco
a que pase el invierno,
que le diga que ya nos veremos,
que ha vivido en un silbido
orgullosa de haber sido una yegua sin freno,
desgastada de andar por el suelo,

le dije que a la noche por los poros me salían mares,
soñando que me hablaba y me agarraba a sus cuerdas vocales,
que no hay quien pueda dormir escuchando mi latir,
que parece que está masticando cristales,

tengo un gato en las entrañas, un tembleque en las pestañas
y muy poco tiempo,
si me dice que ya nos veremos,
voy rompiendo las persianas pa dejar por mi ventana
el camino abierto,
si se cansa de andar por el suelo,

pondremos el mantel, tu quédate a mi lado,
a comernos al amanecer lo que quieran las manos,
y de postre un sol maldito que termine de volverme loco,
que ya sabes que la luna a mí siempre me sabe a poco.