Ella

 

Bailaba en el poco espacio que la permitía el honor de la primera fila del concierto. Se movía al son de las guitarras, oscilando las caderas en suaves balanceos, girando la cabeza con una sonrisa en los labios. Cantaba cada canción con la precisión del apuntador en las antiguas representaciones teatrales. 

Él había instado a su grupo de amigos para acercarse todo lo que pudieran hasta donde se encontraba la muchacha. Según fueron adelantándose, algunas personas gruñeron la osadía de colarse. No les miró, no podía apartar los ojos de ella. Debía tener veinte años o alguno más. 

- Buen concierto- dijo el chico, alzando la voz para que pudiera escucharle entre los amplificadores de sonido. Ella le miró con una mueca entre desprecio y extrañeza y siguió cantando “…Que sembla tan clar que ens equivoquem com que ho anem a fer!”*

Él tomó una distancia prudencial entre ambos y decidió no molestarla más.

Cuando acabó el concierto, mucha gente se marchó del bar. Los camareros volvieron a poner las mesas, que se ocuparon al poco rato. La muchacha de la primera fila se sentó con unas amigas. No pudo evitar mirar sus cabellos rojos como el fuego cayendo sobre su hombro desnudo y blanco. Quiso marcharse del bar, pero sus amigos decidieron quedarse un rato más. Se excusó, fue a la barra, pidió una cerveza y salió del bar. Ya era noche cerrada pero, como buen verano, hacía más calor fuera que dentro del local. Echó mano a su cajetilla de tabaco y no la encontró. Palmeó todos sus bolsillos, maldiciendo entre dientes. Escuchó el chasquido de un mechero a poco más de un metro de él. Levantó poco a poco la mirada y vio su cajetilla sujeta por la delicada mano de la muchacha, con las uñas largas pintadas de azul brillante y oscuro. 

- Se te ha caído del bolsillo de atrás cuando salías- dijo, con voz melódica.- Deberías tener más cuidado.

- Gracias- se limitó a contestar él, cogiéndola. 

- He aprovechado para autoinvitarme a uno- comentó, riendo.- No te importa, ¿verdad?

- No, en absoluto- respondió, rápidamente, tratando de quedar lo mejor posible.- No se le puede negar una invitación a una señorita.

- No soy una señorita- gruñó ella, dando una larga calada al cigarrillo y escupiendo en el suelo.- Nunca he sido una señorita, ni lo seré jamás. 

Él sonrió. Era la chica más extraña que había conocido hasta el momento. Le gustó su respuesta.

- Bien, ha quedado claro que no eres una señorita- dijo, tratando de encontrar las palabras que fueran más apropiadas.- Así que, como no lo eres, supongo que me resultaría inútil intentar ligar contigo como con cualquier otra chica.

Ella le quitó la cerveza de la mano, con una sonrisa maliciosa y le dio un trago. Le clavó los ojos verdes, que lanzaban destellos como piedras preciosas, en los suyos.

- Cuando me conozcas, verás que no soy una chica cualquiera.




* “¡Que parece tan claro que nos equivocamos como que lo vamos a hacer!”, extraído de ‘El Miquel i l’Olga tornen’ del grupo Manel

6 comentarios:

Esther dijo...

Ji,ji. Qué guay encontrarse con alguien así, aparentemente algo diferente. Ahora haría falta que tuviera corazón ¿Lo tendría, en este caso ella?
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Qué razón con eso de volar. Me encantaron esas palabras.

Bona nit, Maat :)

Esther dijo...

Por cierto, Maat, mola tu foto de avatar. Parece que estés inmersa en un gran ajedrez ¡Je,je! :)

Pugliesino dijo...

Instintivamente me pareció ver el brillo de sus colmillos acercarse al cuello mientras el enamorado chico había cerrado los ojos :)

Magnífico relato, un mestizaje de identidades y lo anónimo, del amor y la atracción, una creencia en lo inesperado.

Un abrazo!

Anónimo dijo...

¡Más, más, más! ¡Quiero ver como sigue!

(Y siguiendo con la temática del anterior post... dime si te recuerda a algo: http://ad-kalendasgraecas.blogspot.com/2010/10/violin.html )

;)

Un abrazo, Maat, de nuevo desde España.

Maat dijo...

Esther: la diferencia debería ser lo que marcara la belleza. Lo de salir cada noche para encontrar personas cortazas por el mismo patrón a mi me cansa muchísimo... así que mi rebelde forma de concebir a las personas que realmente me serían más afines me ha llevado a escribir algo así. Digamos que yo soy el chico en este relato (aunque no me haya sucedido nada parecido a día de hoy xD ). La foto del avatar me la hizo una amiga en el Musac de León. no pude resistirme en cuanto entré en esa sala en sentarme en el suelo y ser "other" en el infinito de paneles blancos y negros. Me alegro que te guste ;)

Carlos: pues la verdad es que no van los tiros en mi cabeza sobre colmillo de vampiresa en su boca, pero he de reconocer que la idea encaja con la descripción del personaje ^^ Atracción, creo que esa es la palabra clave que has citado =)

María: pues lo siento, pero no creo que la continúe... esta historia de amor creo que es lo suficientemente bonita como para que luego les pudiera pasar algo malo :( Muchacha, a la hora de escribir parecemos conectadas xD En breves me pasaré por tu rinconcito de letras a ver si en este nuevo post también coincidimos ;)

Un abrazo a todos y gracias por comentar =)

Rebeca Gonzalo dijo...

Me pregunto porqué no me llegan tus actualizaciones. Me ha gustado esa escena tan urbana. Besotes.